Gárgolas insomnes

Mayo 9 de 2010

No confundo locura con genialidad ni genialidad con ingenio, sino la poesía con una borrachera y las palabras con hojas muertas que levantan el vuelo. Nunca he confundido fealdad con arañas, sino telarañas con arcoiris y belleza con agua de mujer. No confundo ilusos con ilusionados ni esperanzas con ilusiones, sino las desilusiones con sapos que saltan de noche sobre las estrellas dormidas en los charcos. Tampoco he confundido tiempo con eternidad en movimiento, sino el rumor del viento entre los árboles con el paso de las horas. No confundo vejez con experiencia ni experiencia con sabiduría, sino el espejo con una boca del tiempo. Jamás confundiría, como ciertos idiotas, a Galeano con Carlos Bracho, sino a Carlos Bracho con un payaso de fiestas infantiles; tampoco a Ríus con Vicente Leñero, sino a Vicente Leñero con un leño carcomido. No confundo escritores con escribidores y mucho menos con escribanos, sino «escribe algo sobre ti» con lectura de manos entre gitanos. Tampoco podría confundir Vuelta con Letras Libres ni a Octavio Paz con Enrique Krauze, sino Letras Libres con una máscara de luchador "técnico" y el apellido Krauze con el Mossad en México. No confundo espionaje con inteligencia ni tacos de sesos con talento, sino insomnio delirante y delirio insomne con fecundidad y florecimiento. No cometo el error de confundir seres ambiguos con filósof@s ni vacuidad soporífera con filosofía, sino la distancia con mi erección al máximo y el arribo con mi eyaculación acumulada. No confundo urgencia con emergencia, sino la inercia con el subsuelo y la emergencia con La Revolución. No estoy entre quienes confunden izquierda con izquierdismo, reformadores con reformistas, o demócratas con imbéciles irredentos, a López Obrador con un líder, al Subcomandante Marcos con un mesías, a Marx con Dios, La Jornada con la neta... no confundo verdad con mentira ni realidad con ficción o simulacro; tampoco bondad con tontería ni maños@s con gente "lista", sino la UNAM con una ventana para cuadro del sistema social y la soledad con la compañera de mi vida.

[] Iván Rincón 6:16 PM

Mayo 3 de 2010

Torrente

Así como en los sueños de borrachos nostálgicos, los ladridos de perros parecen ecos del pasado, sonidos lejanos de viejos recuerdos, los gatos confunden el rumor de la lluvia con el paso del tiempo a través de la noche y la ciudad fantasma, población de mierda y basura en abundancia, indigencia que duerme anestesiada por el chemo y la estación de orines en alcantarillas y puentes subterráneos, hasta que amanece devorada por las ratas, zombis que patrullan el desierto de cemento y asfalto, la soledad a oscuras, territorio despejado por el miedo y despojado por ellos a la sombra de ladrones que solo existen en su imaginación, delirio de persecución, paranoia que deambula por el vacío y amordazado silencio de las calles, corriente de veneno en las venas del monstruo que los traga, se atraganta, los vomita, como boca del abismo entre tinieblas, negra dentadura que tritura el tránsito nuestro de cada hora, colmillos con hambre que succionan la sangre detenida, coagulada, sanguijuela gigante, metrópolis parasitaria, famélica parálisis de hielo que huele y exhala podredumbre y saludos alegres, hiede al cúmulo de ofensas que nunca olvidaré ni perdonaré jamás, expediente congelado por la cobardía de sus autores y una epidemia de amnesia, marasmo que respira por las heridas abiertas, autismo que vegeta, gélida indolencia de la muerte paulatina y cotidiana, la del cuerpo, la mente y el alma, egoísmo en masa de mutantes con la sensibilidad entre aturdida y atrofiada por su adicción a la saturación del aire, muerte por partes y en todas partes, esclavitud que llaman libertad, muerte provisional que precede y procede a la muerte definitiva, esa que hace cobrar valor a la vida y tener, al fin y al cabo, cuando por fin acaba, final y fin: odio infinito a la humanidad por amor a la vida y conciencia de su finitud.

Así como en la vigilia de borrachos melancólicos, las lágrimas enturbian la mirada, una hoguera se apaga detrás de la ventana bajo la "precipitación pluvial", sentimiento escurridizo, imagen inasible, agonía de la memoria, pérdida que cierra el círculo de la renuncia y encierra la demencia, durante la permanencia secular del invierno llueven huevos de tortuga y, cuando amaina la tempestad, quince días antes de quince años después, el llanto desemboca en el mar del olvido, el precipicio vuelve a ser nube y deja la tierra salada, inhóspita, desértica, salitre de las especies muertas en el cementerio del planeta, ciclo inversamente proporcional a la creación de quienes fuman en la playa y dejan sus colillas en el cenicero de arena (educación es cultura), o se quitan la toalla "sanitaria" bajo el agua y la dejan flotando para que otro animal se la trague, o apestan un puerto a gasolina con su lanchita (¡estoy trabajando! -lo mismo dicen ruleteros y choferes de trailers que apestan igual y agreden con más ruido) y raciones diarias de contaminación racionada porque son "racionales", o queman la basura, pero no todo el día, nomás en las tardes, o hacen de la vía pública en la ciudad un cagadero masivo de perros, también a diario (¿qué tanto es tantito, y además quién distingue un hedor de otro, entre tufo de cagada y smog?), o confunden el humo de cigarro con pensamiento y la compulsión frenética de respirar cloro con limpieza, efecto colateral de la intoxicación en los sentidos, mundanal inmundicia, peste asimilada... en fin, curso del agua, principio de todo... ¿qué importa, si cada vez hay más, pues el calentamiento global derrite la era glacial y en una década inundará los países formados por archipiélagos?

Así como en el insomnio de borrachos rencorosos, nunca jamás acaba nada, todo es una espiral de tiempo que no pasa, pretérito que vuelve, pasado que sigue presente, los calendarios de pared se quedan sin hojas por dárselas a los árboles que también se quedan calvos por alfombrar con ellas el otoño y los relojes de arena se atascan de colillas que tardan veinte años en desintegrarse y cada hora dura entonces veinte años y sus asesinos dicen "hacer tiempo" cuando en realidad lo matan, hacen tiempo muerto, pero el viento revive a las hojas suicidas que levantan el vuelo en primavera y son mariposas monarcas o polillas y luego mariposas nocturnas o "ratones viejos" que vuelven a la pared para morir, y el tatuaje críptico de sus alas es un fragmento del diario que alguien empezó a escribir cuando el tiempo era niño y todavía no sabía caminar, como he dicho muchas veces, pero no pones atención, porque todo se repite y me repito yo cual Trevor Resnick en la cafetería donde un reloj marcaba siempre la misma hora, la única hora del día y del año, que era la una de la mañana (¡obviamente!), y pasaba un segundo al que seguía un segundo que no era otro ni segundo, sino el primero, el mismo siempre, con la diferencia de que Trevor Resnick tenía un año sin dormir y yo tengo más de una década con insomnio y pesadillas que resultan ser la vigilia, la vida que sueño y de la cual espero despertar cuando muera.

[] Iván Rincón 5:33 PM

Abril 14 de 2010

Mensaje a Bancomer

Por tercera vez, he intentado pagar un servicio a través de Bancomer.com y, por tercera vez, la pérdida de tiempo y el estrés (¡dos días por cada intento!) se han hecho la misma cosa, como la imbecilidad extrema y la deshonestidad absoluta de Bancomer y Banamex se hacen una o son binomio, una pesadilla de obsolescencia que, de todos modos y después de todo, termina hasta que me apersono en la sucursal del banco, de Telmex, etc. Lo que dejo de hacer en estos casos no cabe en la cabeza de ninguno de ustedes ni en las de todos juntos. ¡Exijo una explicación y una disculpa, no tentativas de contagiarme su autoengaño, un caso para Ripley y el Record Guiness, epidemia que explica el desprestigio mundial que solo ustedes no ven porque están demencialmente ciegos! El hecho de que tampoco me respondan los hace más detestables, mezquinos, miserables (a la deshonestidad y la estupidez hay que sumar la cobardía del ninguneo), y están acumulando puntos en su contra. ¿Qué harán al respecto: robarme como al EZLN y culpar al duende que llaman hacker? Tampoco es accesible mi estado de cuenta en Internet. ¿Por qué?

Desde hoy, haré público este mensaje y los anteriores, además de mis intercambios escritos con gente oligofrénica en el desquiciante chat de Bancomer.com o «banca en línea» o como se llame esa basura.

[] Iván Rincón 9:55 PM

Abril 5 de 2010

Alteridad

De pronto comprendí que la noche y el día, el sueño, la vigilia y el insomnio, la soledad y el soliloquio, su desvelada obsesividad, el trastorno del entorno y del interior, la desquiciante inercia de la estulticia y el miedo en masa, el coraje de la ruptura radical a machete, un disparo que responde y corresponde a los agravios en resumidas cuentas, la oscuridad, la claridad y el puente de ida y vuelta con la ciudad en calma durante la proximidad alertante del alba que anuncian los repartidores de periódicos, el anciano que barre su parte de calle y de banqueta, la menguada intensidad de una luna con leucemia y el estrépito de los pájaros, la ilusión del silencio y su invasión por la presencia humana, el pandemonio pestilente, la cotidiana destrucción de la naturaleza y el alma, planeta basura y caos, la vida, la muerte y el tránsito en espiral de caracol y tornillo en el cerebro que celebro, la plenitud y el vacío, la memoria saturada poco a poco de rencor, información sin uso, aglomeración de palabras, aglutinamiento de imágenes y acumulación de olvido, el polvo hecho aire y el cansancio que haré polvo, la mirada, el borde y el abismo, el único salto, el cielo por asalto, el último suspiro, un paso atrás de sistemática evasión, la tentativa y el arrepentimiento, el pasado que vuelve a ser presente cuando emerge con el fenómeno llamado pentimento, un cuerpo en ruinas y la tenacidad implacable de su reconstrucción, un rostro en el espejo, su rastro, su reflejo, su máscara de viejo, su involuntaria métrica de rima cacofónica, incisiones y signos, tatuaje de una ruta inconclusa de múltiples atajos, dédalo de proyectos, laberinto de visiones y espejismos, fantasías y fantasmas, la pérdida infinita y la ganancia infinitesimal de tiempo, la explosión y el incendio, "los otros todos que nosotros somos" (1), "detrás de nosotros estamos ustedes" (2), "para todos todo, nada para nosotros" (3), la nada, la otredad, la extranjería universal y, en todos los casos otros, todo o casi todo, para acabar pronto, soy yo.

1. Verso de Piedra del sol, de Octavio Paz.
2. Uno de los lemas del EZLN que parafrasean al Popol Vuh.
3. Ídem no Ibíd.

[] Iván Rincón 8:08 PM

Me faltó decir que soy la neta y Dios... entre otras mentiras.

[] Iván Rincón 9:09 PM

Una actitud muy otra, propia de alguien tan intolerante como yo, es pensar que "el infierno son los demás" (Sartré), pero si "el reencuentro del espíritu con su alteridad" (Hegel) es una mirada sensible a la otredad, que se reconoce en ella, no se niega ni se ahoga en la quietud del lago que lo refleja ni ciega su propia imagen, el infierno somos los demás, es decir, los otros y nosotros, que vemos la paja en el ojo ajeno cuando estamos ciegos todos. Según Octavio Paz, "las metrópolis modernas son aglomeraciones de solitarios" y, bajo "las heladas aguas del cálculo egoísta" (Marx y Engels), nuestros actos son síntomas de soledad colectiva; causa y efecto de esta pérdida mayoritaria de la solidaridad como valor humano, su negación cotidiana que, por desgracia y por no decir tragedia, cancela también el proyecto de una sociedad basada en relaciones solidarias, es la suma de nuestras soledades. En mi caso es "instinto de conservación" y no puede ser de otro modo entre tant@s hij@s de la chingada.

¡Cuatro citas en un párrafo menos extenso que el anterior! Vaya pues. Me he superado...

[] Iván Rincón 06/04/10